sábado, 4 de septiembre de 2010

PUNTOS DE VISTA

El joven interrumpió momentáneamente su concentración, justo para ver caer una hoja de un árbol cercano. Otoño en Viena. Era su primer torneo realmente importante. Aún podía recordar claramente los comienzos en su Varsovia natal, en el club de pioneros donde hiciera sus primeras armas. El meteórico, vertiginoso ascenso que experimentó, hizo que la crítica especializada lo considerara como una promesa a corto plazo. Y allí estaba. Luchando enconadamente con los mejores. Sólo él sabía el precio que había pagado para llegar hasta el Olimpo. Las carencias, las privaciones, la miseria. Se había prometido que eso formaría parte de un pasado al que nunca volvería. Estaba dispuesto a la más feroz de las luchas para ganarse un lugar en la élite. Un magnífico hotel enclavado en la montaña con vista al Danubio era un marco mas que apropiado para exponer sus habilidades. Su rival: el Campeón Mundial. Un latino que permanecía invicto desde hacía casi diez años. Una leyenda viviente del ajedrez y la vida, conocido bon vivant, cuyo talento inaudito hacía palidecer a sus adversarios. Pudo observarlo a la distancia hablando con una espléndida señorita. Riendo, seduciendo y dejándose seducir. El viejo juego. Más aún que el mismo ajedrez. Volvió a analizar la posición. Sabía positivamente que estaba mejor pero no atinaba a encontrar la jugada o la secuencia de ellas que lo condujese a la victoria. Un ligero sonido hizo que alzara su mirada. El Campeón se había acercado a la mesa. Sus miradas se encontraron y un escalofrío recorrió el cuerpo del Campeón con la potencia de un choque eléctrico. La determinación vislumbrada en los ojos del joven había revelado a su rival el peligro que lo acechaba. Entendió al instante que debía jugar su última carta. Eso también estaba comprendido en el juego. Su imbatibilidad estaba en discusión. Lentamente, de manera automática y casi imperceptible, tomó asiento y al cabo de un instante, en un susurro casi inaudible, dirigiéndose al joven, dijo: ¿Vos me querés ganar, verdad? El rostro de su interlocutor se sonrojó vivamente haciendo innecesaria la respuesta. Te voy a decir lo que vamos a hacer, ordenó, suplicó, el Campeón. Vamos a hacer tablas y yo me voy a ir con aquella señorita que me esta esperando o la seguimos y te la gano ¿Qué te parece? Rogando interiormente, maldiciendo, imprecando, el Campeón. La mente del joven entró en abierta lucha con su corazón. Otra decisión .Otra encrucijada. De pronto el puño del joven se convirtió en mano y sus dedos se entrelazaron con los del Campeón. La paz se había firmado. ¿Quién ganó?¿Quién perdió?’Puntos de vista. Como en la vida..

Autor: Luis Felipe Balesta. País: Argentina.

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